Rubén Arnaiz (Madrid, 1981) es
productor, director, guionista, editor y actor ocasional. De discurso rápido y
afable, este hombre del renacimiento, que idolatra a Billy Wilder y apunta a
“Matrix” (Andy y Larry/ Lana Wachowski, 1999) como el detonante que le hizo
querer dedicarse al noble arte de hacer películas, siente predilección por
enfrascarse en proyectos arriesgados. Muestra de ello es el cortometraje “Mi
ángel custodio” (2010), rodado en 3D, o su inminente “Sandra Munt y la daga de
Azatok”, mediometraje de aventuras que, junto a “Ríos revueltos”, de Enrique
Diego, formarán el proyecto “Doble Sesión”, largometraje con dos historias que
rinde homenaje a los desgraciadamente extintos programas dobles.
Rubén accedió amablemente a
atender a Red de cortometrajes y quedamos con él en una céntrica cafetería
madrileña para hablar de cine, con mayúsculas, porque si algo se desprende de
cada píldora que deja, es un profundo amor y respeto por un oficio que no
siempre paga con la misma moneda.
Director, productor, guionista…¿Control
freak o no queda más remedio?
La primera como consecuencia de
la segunda. Me considero productor y director. Al final lo de hacerlo todo es
un lujo que, mientras no haya dinero de otra gente, creo que es importante. Si
haces un guion ajeno con dinero ajeno pierdes el control, y si uno puede hacer
algo bueno, la mejor manera de demostrárselo es realizarlo con el mayor control
posible. Yo estoy loco por dirigir un guion que no sea mío, pero no me llega ninguno
que me emocione especialmente.
Una veintena de cortos como
productor y siete dirigidos, sin contar las labores de guionista, director
artístico y demás. No has parado.
No, porque lo que he hecho sobre
todo es producir cortos ajenos. Por una parte me arrepiento porque no he podido
dirigir tanto como me hubiera gustado. Hay gente que dirige doscientos cortos
al año porque no produce. A mí me ha pasado lo contrario, y me hubiese gustado
hacer más. Llevo dos años dedicado a “Sandra Munt”, prácticamente parado entre
ruinas económicas y rodajes caídos. He estado, sobre todo, escribiendo.
¿Qué te estresa más, producir o
dirigir?
Producir. Lo malo es que al hacer
las dos cosas al mismo tiempo, todo está más ajustado y, cuando diriges, lo
haces mal. Por eso en “Sandra Munt” voy a tener a alguien de producción que se
encargue exclusivamente de eso. No voy a implicarme en las labores puras de
producción, porque tiene que ser una obra maestra de la historia del cine,
tienen que llover premios, dinero y de todo, y la única manera de conseguirlo
es estando centrado.
Has contado con Javier Aliaga,
profesional de efectos especiales de talla internacional que ha trabajado,
entre otras, en “El laberinto del fauno” (Guillermo del Toro, 2006), o “El
perfume” (Tom Tykwer, 2006). ¿Cómo surge esa colaboración?
Pues la verdad es que no me
acuerdo (risas). Creo que fue por Facebook. Contactamos por e-mail, empezamos a
hablar y finalmente va a hacer el monstruo y efectos de maquillaje. Me siento
muy orgulloso porque gracias a su participación mucha gente se ha ido sumando
al proyecto. Nunca le podré agradecer todo lo que ha hecho, sobre todo con los
cuatro duros que hay. Muy bien usados, eso sí, pero cuatro duros. Por su
talento y su buen hacer debería hacer cosas mucho más grandes, y el tiempo que
nos ha dedicado se lo agradeceré toda la vida.
Vayamos a la financiación. El
presupuesto es íntegramente privado. ¿Es habitual en vosotros no contar con
subvención?
En realidad, no. Aunque siempre
me meto en charcos hablando de los demás, no voy a perder la costumbre ahora.
Creo que el problema que hay España es que nadie se ha arriesgado nunca con
nada que no sea de los demás. Es decir, se pueden hacer cortometrajes de mil o
dos mil euros, pero un presupuesto de veinte mil solo se ve en uno de cada
cincuenta. De hecho, el problema de las subvenciones es que aparte de ser el
yugo que utilizan los ladrones que todos sabemos, han servido para que nadie
invierta, nadie arriesgue su dinero para tener que sacar beneficio. Por tanto,
nunca veremos película de esas que todos queremos ver, y acabamos diciendo
“otra de la guerra civil”, u “otra del cine español”. Aquí no podemos hacer
“Transformers” porque no hay nadie que la produzca, sabiendo que semejante
desembolso hay que recuperarlo después en taquilla. Para hacer a un Optimus
Prime español con la voz de Resines, necesitas dinero. Si la pagas con
subvención, hacemos “Alatriste”. Total, qué más da que no la vea nadie, si está
pagada y ha cobrado todo el mundo. Pero yo quería ver una saga, con Viggo
Mortensen haciendo el personaje cada tres años: “Alatriste”, “Alatriste. La
venganza” y “Alatriste. El retorno”. Pero no, porque para qué…Y es una pena. De
hecho, yo creo que lo ideal sería que hubiera subvención y otros medios de
financiación, como por ejemplo el ICO. Lo que ocurre es que para hacer uso del
ICO, tienes que haber vendido antes tu proyecto a la televisión, y si yo voy
con el mío, me lo van a tirar a la cara. ¿Qué tuve que hacer? Ir a un banco y
pedir un crédito con un interés enorme. Y aquí estoy.
De hecho no hubiera tenido tantos
problemas si no hubiese sido por todos los problemas de rodaje que tuvimos, que
comparo con “Waterworld”. Nos pasó de todo y, si no fuera por eso, estaría
rodado. Así que, salvo catástrofes que merecen un libro aparte, tampoco es un
riesgo tan grande. Esto es cultura cuando nos interesa, pero la verdad es que
al final el dinero del estado lo ponemos todos, y yo estoy harto de ver
películas que no me interesan nada. Yo quiero ver “Transformers”. Y no me cabe duda
de que la nuestra sería mejor que la americana, porque probablemente estaría
más cuidada. Las películas comerciales españolas, de Alex de la Iglesia o
Amenabar, por ejemplo, son en general mejores que las que se hacen en otros
países. Pero como no interesa…
Siempre haces referencia a
“Matrix” como la película que te hizo dedicarte a esto. ¿Qué te dio?
Pues muy sencillo, algo que yo
busco en el cine, que es introducirme en la película. Realmente me gustan mucho
dos cosas, por un lado la osadía de contar algo nuevo y sorprendente de una
forma distinta. Y, sobre todo, el hecho de que, durante dos horas y cuarto,
estés viendo algo que, en ese momento, es real. Recuerdo que cuando salí del
cine dije: “quiero hacer esto, que cuando la gente vea algo mío, sienta lo
mismo”. No ha ocurrido ni ocurrirá, pero se intenta.
“Sandra Munt” y “Ríos Revueltos”
forman una especie de programa doble. ¿La vais a intentar vender así, como
largometraje?
Sí, sí. Es un riesgo bastante
grande. Cuando surgió el proyecto, la gente que no conocía los programas dobles
lo comparaba con “Grindhouse”. Es exactamente igual, de hecho el batacazo va a
ser el mismo por una cosa muy sencilla: En América, supuestamente, la gente
sabe lo que es “Grindhouse”, pero por mucho Tarantino y Rodriguez que sean,
estar metido en una sala tres horas y media…El caso es que aquí nadie sabe ya
lo que es un programa doble en un cine. De hecho, “Ríos revueltos” es,
exactamente, el western de serie b con actores poco conocidos, que daba paso a
la película reclamo. Dura más que “Sandra Munt”, y el metraje total no dura más
de hora y cuarto. Por lo tanto, cuando la gente se quera aburrir, la película
ya habrá terminado. Esa es nuestra baza.
¿Recuperaste el guion
aprovechando la posibilidad de hacer “Doble Sesión”, o iba a rodarse de todas
formas?
El Caso de “Sandra Munt” es súper
raro, porque en la idea original de “Doble Sesión”, el corte que iba a dirigir
no era ese. Tenía otro guion que rondaba las cuarenta páginas, y que acabó
extendiéndose a las setenta. Una road movie con asesino en serie que algún día
rodaré, espero, como largometraje.
Por todo eso, decidí recuperar el
personaje de Sandra de 2008, y rehacer el guion. El original se me quedó en
cincuenta y tres páginas, pero como se nos cayó el rodaje lo he dejado en unas
treinta, porque es imposible rodarlo sin dinero tal y como estaba pensado en un
principio. El original lo dejo para hacer una película que suponga una
continuación de éste. Por eso, cuando digo que tengo una franquicia, no me
refiero a que voy a vender muñecos, sino a que realmente lo es. Quiero rodar
cortometrajes sobre los padres del personaje a principios de siglo, etc. Mi
idea es dedicarle unos años, siempre que sea posible, al personaje, y lo digo
con la boca pequeña porque cuesta dinero, aunque no quiero pensar en eso ahora.
Si sale, y se puede, bien. Quizá venga alguien a quien le interese. Y si no,
pues nada. Igual los vendo y acaban haciendo una peli con Mario Casas.
¿Cómo te planteas el paso del
guion técnico al literario, la planificación?
Como solo he realizado guiones
propios, lo voy viendo mientras escribo. Al realizar el story board dibujo lo que veo o lo que me parece
que hay que ver. Aquí, como en todo, cada uno tiene su escuela. A mí me suelen
decir que he inventado el “plano pecho”, por ejemplo.
Sobre todo lo importante es el
ritmo. Voy escribiendo por secuencias y ajusto el ritmo. Luego lo comparo con
otras para ver si funciona, si existe continuidad. Cuando no funciona, se
rehace intentando cuadrarlo. Eso se ve en el guion a base de escribir.
En este he intentado cuidar mucho
ese aspecto. Cuando no tienes dinero, debes compensar esas carencias con el
guion, lo que me ha llevado, hace no mucho, a darme cuenta de que me encanta
escribir. Creo que es un lujo poder
hacer guion y story a la vez, porque el control es
absolutamente tuyo, aunque evidentemente la responsabilidad también, y los
fallos no puedes atribuírselo a nadie más que a ti mismo.
¿El cortometraje es, o debe ser,
un género en sí mismo, o el
paso de aprendizaje necesario para dar el paso al largo?
Esa es la pregunta que todos nos
hemos hecho durante años. Para mí nunca ha sido la búsqueda del pelotazo,
esperando que alguien me llame para hacer un largo. En un corto tienes que
demostrar de lo que eres capaz. Por eso, cuando se han realizado cortos con
muchos medios, todos hemos ido a ver qué habían conseguido con esa pasta. Hay
muy pocos directores de largos que sigan haciendo cortos, Balagueró, Plaza y
pocos más, y creo que resultaría muy interesante ver a gente así en este
formato.
Chapero Jackson, por ejemplo, ha
hecho muchísimos cortometrajes y ha recibido cantidad de premios, pero luego
hace “Verbo”, que está bastante bien, y se pega el batacazo. Hay gente muy
buena que merece mejor suerte, pero somos esclavos de la publicidad.
Yo no hago cine para epatar, ni
para ir a estrenos, ni para ligarme a las actrices. Bueno, igual a alguna
sí…Hago cortos para probar cosas, como cuando hicimos “Mi ángel custodio” en
3D. No se había ni estrenado “Avatar”, y me pareció muy interesante. Ahora ya
sé rodar en ese formato, por ejemplo.
¿Se podría dar más apoyo al
cortometraje?
Es que realmente hay mucho apoyo.
Existen millones de festivales. Lo malo de los cortometrajes, y lo digo por mis
cortos que, lo digo ya, son una mierda, es que no hay criterio. En Facebook la
gente te dice: “vota a mi corto” para tal o cual festival. No perdona, yo
votaré lo que considere que tengo que votar, y si tu corto es penoso, no lo voy
a votar. Mi corto “Wunder” sacó muy buena nota porque lo votaron mis amigos y,
aunque no está mal, no es “El padrino”.
En la presentación que se hizo de
“Grindhouse” en la “Comic Con”, Tarantino dijo, a propósito de la tan cacareada
democratización del arte, que aunque cualquiera puede hacer un corto y colgarlo
en internet, solo aquellos que realmente destacan, aquellos que tienen
auténtica calidad, perduran y tienen vida. ¿Estás de acuerdo?
A medias. A estas alturas todo el
mundo sabe que quien ha ganado el festival de cortos de Ridley Scott es español.
Yo creo, sin haber visto el corto, que será bueno. El problema del que antes
hablaba cuando me refería al criterio, es que ahora cualquiera puede abrir un
festival. Se compra un dominio y listo, a meter los cortos de mis colegas, y
aunque estoy de acuerdo en que, al final, lo bueno destaca, lo malo es que
todos creemos que somos buenos. Yo soy pobre y no puedo perder el tiempo, si
creo que no valgo, ¿voy a seguir perdiendo tiempo y dinero? Yo amo el cine, el
cine es mi vida y por el cine muero, y hay que hacerse esa reflexión a veces
para no autoengañarse.
El tipo que del que hablamos
antes, el que ha ganado el premio de Ridley Scott es bueno porque lo han votado
profesionales de verdad, no el público o los amigos, que es lo que suele pasar
aquí. E incluso en los que votan profesionales, los resultados tampoco son
fiables, pues este es un país de envidiosos y un director puede no votar al
mejor, no vaya a ser que este tío venga luego a quitarme el trabajo.
Vamos a ir terminando…¿Cuándo
pensáis estrenar?
Mis planes son estrenar a finales
de verano de 2013.
Véndeme “Ríos revueltos” y
“Sandra Munt y la daga de Azatok” en una frase.
“Ríos revueltos” hay que verla
porque es como si Berlanga y Leone hubiesen hecho una película juntos.
“Sandra Munt”, porque es la
historia de una vida. De la vida del personaje. No puedo resumirlo en una frase
porque llevo demasiado tiempo con ello, pero Lovecraft está vivo también. Es la
película que habría hecho Steven Spielberg si le gustase Lovecraft.
Una pregunta ineludible, por
tópica. ¿Qué consejo le das a toda esa gente que empieza en esto?
(Risas y más risas). Mi visión
personal, de verdad, es que si uno no ama el cine, que lo deje porque no vale
la pena. A no ser que sepas mucho inglés y te puedas ir a Estados Unidos a estudiar,
para que tu máximo sea dirigir la última de Steven Seagal en DVD, no vale la
pena. Si no fuera por amor al cine, uno no aguantaría las cosas que acabas
aguantando.
Otra cosa fundamental es el
respeto. En cine se aprende muy mal a respetar los distintos trabajos que hace
la gente en una película, y es igual de importante el director, el productor,
el montador y la script. Incluso el que te trae los cafés, porque si no te los
trae, te quedas dormido y no ruedas. Muchas veces se observa cierto ninguneo a
aquellos que no son el director o el productor, y eso es un gravísimo error.
Al producir y tener que trabajar
de forma muy estrecha con todo el mundo, ves eso muy bien. Para la peli quiero
tener a alguien con una cámara para grabar el making
of, y quiero darle la misma importancia que si lo hiciera yo mismo.
Rubén empezará a rodar “Sandra
Munt y la daga de Azatok” en breve. Desde aquí le deseamos toda la suerte del
mundo tanto a su segmento como al conjunto de “Doble Sesion”.
Entrevista
publicada en “Red de Cortometrajes”.